Una batalla por el control de la información de los consumidores
El término “big data” hace referencia a la acumulación masiva de datos, así como su proceso de análisis y manejo. Cada vez son más las empresas que utilizan éstas bases de datos como un medio importante para la venta de bienes o prestación de servicios. Asimismo, el rápido crecimiento en la recopilación, transmisión y almacenamiento de datos a un costo relativamente bajo ha cuestionado a muchos comentaristas sobre la necesidad de establecer nuevas política de competencia para regular dicho sector, bajo la premisa que el uso de dichos datos constituye una ventaja competitiva mucho mayor que podría resultar en una competencia desleal que debe ser regulada.
Sin embargo, es importante tomar en cuenta que el mero acto de recopilación masiva de datos del consumidor no debe ni puede constituir una dominancia en el mercado ni mucho menos una práctica anticompetitiva para un determinado sector. Por el contario las empresas que dedican a la recopilación masiva de datos constituyen una importante fuente de innovación que no debería ser limitada, pues la recopilación no se realiza a expensas y en detrimento de la competencia, sino más bien debería de ser considerada como un medio necesario de innovación. Aunque el uso de datos podría en circunstancias específicas justificar la intervención regulatoria, en la mayoría de los casos la adquisición y uso de datos no reduce la competencia, y el marco regulatorio existente, en la mayoría de jurisdicciones ya cuentan con parámetros lo suficientemente flexibles para otorgar la protección necesaria al mercado.
Adicionalmente, cada vez más información personal es tratada como big data, siendo fundamental para algunas de las innovaciones más importantes de la economía como los diagnósticos médicos, asistentes digitales, traducción de idiomas, planificación urbana y seguridad pública.
Melissa Echeverría